Más de 45.000 personas disfrutaron de la Fiesta de Disfraces más grande de Latinoamérica

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Más de 45.000 personajes, imitaciones, trajes y vestidos se lucieron anoche en la XXIII Fiesta de Disfraces (FDD) de Paraná, la más grande de América Latina en su tipo, que tuvo los principales shows de Emilia Mernes, L-Gante, el grupo de cumbia Ke Personajes y el DJ croata Denis Horvat, entre otras figuras reconocidas.

El evento, que también tuvo su campamento durante todo el fin de semana, colmó la capacidad hotelera de la capital entrerriana y otras ciudades de la región, como Santa Fe, María Grande y Crespo, con visitantes de toda Argentina y de países vecinos.

Miles de personas recorrieron desde temprano toda la ciudad disfrazados y cerca de las 22 comenzaron a trasladarse a la fiesta, en un predio al aire libre de 14 hectáreas especialmente acondicionado en el Acceso norte.

Algunos grupos de personas decidieron unirse en una temática y disfrazarse iguales, como las chicas superpoderosas que llegaron de Capital Federal «por tercera vez a la fiesta, siempre en grupo de amigas», dijo Mariana, una de ellas, en diálogo con Télam.

Eugenia, de Tucumán, llegó por primera vez a la FDD con tres amigas como «el equipo Ferrari», y contó que desde esa provincia norteña salieron tres colectivos: «al tucumano le decís joda y ahí vamos, armamos un grupo y la pasamos muy bien».

Dentro del predio había espacios como el clásico VIP, un espacio Black con vista preferencial al escenario principal; el espacio Gold, con vista preferencial al escenario electrónico, y otra innovación: el «Grossteiner Downtown».

«Siempre tratamos de innovar, palabra clave para la FDD», afirmó Ioy Uranga, uno de los organizadores, en referencia a ese espacio libre donde «hubo diversión, servicios y una experiencia integral».

El espacio contó con un domo para vivir «sensaciones similares a la de los planetarios»; un sector de diferentes juegos y actividades con premios, barras, terraza y atracciones tipo kermesse.

Una mini casa con un diseño llamativo y música fue uno de los puntos del sector, que también tuvo un mirador para ver la fiesta en altura, con bar, sectores gastronómicos y un espacio «Chill Out como área de descanso».

La fiesta «la hace la gente, es la esencia del evento porque se compenetran en el personaje y hay una gran interacción entre la gente, siendo lo que quieren ser, contagiando mucho amor, alegría y diversión», mencionó Uranga.

Para Matías, un cordobés que fue médico por una noche, fue segunda FDD, esta vez «con siete amigos», todos con disfraces distintos.

En cambio, un grupo de árabes oriundos de Tigre son los mismos todos los años, aunque para esta edición explicaron a Télam que trajeron una carpa grande y se instalaron en el «Campamento Manija», a 500 metros del predio.

Ahí hubo un «all-inclusive» con 2.000 plazas entre carpas y cabañas, y cinco piletas con juegos y toboganes, baños, comida, música y una fiesta el día anterior, con DJ en vivo.

Germán, Emanuel, Matías y Gabriel arribaron desde «Venado Tuerto, nos gusta mucho esta fiesta y ya hemos venido varias veces, por eso este año decidimos disfrazarnos juntos y nos armamos como jóvenes de los años 80», explicó el primero.

«Acá somos cinco que nos conocemos de toda la vida, desde la escuela y se formó un lindo grupo que viene hace años a la fiesta», agregó a Télam Martín, de Pilar.

La fiesta se originó en 1999, cuando seis amigos festejaron juntos sus cumpleaños en agosto y salieron con sus disfraces junto a un grupo reducido de allegados, y en los años siguientes creció el número de personajes y disfraces, y en 2002 resolvieron alquilar un salón del Puerto Nuevo, la primera vez que se cobró entradas. (TELAM)

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