En la segunda jornada de paro de los sindicalistas del metro de San Pablo, la ciudad amaneció hoy con una violenta represión por parte del gobierno de Dilma Rousseff, quien a tan sólo seis días del inicio del Mundial señaló que hay «un malhumor inexplicable» con Brasil.
El accionar de la Policía comenzó minutos después de las 7 de la mañana en la estación Ana Rosa, cuando en una de las bocas del subterráneo de esa ciudad, comenzaron a provocarse disturbios. «Llegamos a las 3:30 de la mañana y fuimos sorprendidos por la Fuerza de Choque en un lugar cerrado», señaló José Carlos dos Santos, delegado del metro. También se registraron incidentes en la estación de Itaquera.
Incidentes con pasajeros del metro de San Pablo en la estación Itaquera
Ayer, la huelga -dispuesta por tiempo indeterminado- provocó un total caos de tránsito en toda la ciudad. Se calcula que fueron 209 kilómetros de demora lo que causó un malestar en toda la población.
La paralización parcial de cuatro de las cinco líneas del metro de San Pablo por una huelga por tiempo indefinido a una semana del inicio del Mundial de fútbol provocó grandes embotellamientos hoy en la mayor ciudad brasileña e incidentes en una de las estaciones del sistema subterráneo.
Ayer, las escenas de descontrol se repitieron cuando un grupo de usuarios del metro, usado diariamente en San Pablo por 4,5 millones de personas, invadió la estación de Itaquera, una de las de mayor movimiento, y alcanzó a provocar algunos daños antes de que la Policía lo desalojara.
Con el principal medio público de transporte paralizado, miles de paulistanos decidieron ir a sus lugares de trabajo en automóvil, lo que provocó el mayor embotellamiento registrado en horario matinal en lo que va del año, con un tránsito lento en 209 kilómetros en total.
El sindicato que representa a los 9.800 trabajadores del metro de San Pablo declaró la paralización a partir de este jueves tras rechazar el aumento salarial del 8,7% ofrecido por la operadora del sistema público de transporte y exigió un reajuste del 16 por ciento. Anoche, decidieron extenderlo por 24 horas más, lo que provocó la reacción de las autoridades que intenta garantizar el servicio.
El conflicto entre la Policía y los sindicalistas se originó esta mañana a partir de la intención de las autoridades de despejar la estación de subte a fin de colocar en los puestos de conducción de las máquinas a los supervisores, de manera tal que el servicio quede garantizado al menos parcialmente.