La carrera global por la vacuna se disputa en medio de la catástrofe de muertos en Brasil

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Brasil, el país con más muertos diarios en la actualidad por coronavirus en el mundo, se transformó, también, en un teatro de operaciones de la carrera farmacológica entre laboratorios de China, Estados Unidos y Gran Bretaña para buscar una vacuna, que forma parte de un capítulo de las disputas entre el Gobierno federal del presidente Jair Bolsonaro y los gobernadores estaduales.

La Universidad Federal de Sao Paulo (Unifesp) inició el martes 23 la aplicación en profesionales de la salud de la conocida como «la vacuna de la Universidad de Oxford» desarrollada en alianza con el laboratorio AstraZeneca.

Detrás de este proyecto apareció, ofreciendo una fábrica express del remedio en caso de éxito, la Fundación Lemann, del magnate brasileño Jorge Paulo Lemann, socio del fondo de inversión que controla las multinacionales InBev y Kraft, el hombre más rico de Brasil, segundo país en el planeta en cantidad de muertos a causa de la pandemia: más de 53.800.

Para que Brasil pueda tener disposición de esa supuesta vacuna, el Gobierno necesita firmar un acuerdo con el Reino Unido, ya que Estados Unidos y una decena de países se encuentra en la fila para tener en sus laboratorios públicos la posible solución a la pandemia.

El ministro de Salud, general Eduardo Pazuello, anticipó ante la Cámara de Diputados que esta semana firmará un acuerdo con el Reino Unido para poder tener acceso, en caso de éxito, a la «vacuna de Oxford».

«Hay 15 iniciativas promisorias de vacunas, pero estamos trabajando directamente con tres», afirmó el ministro Pazuello, un general especializado en logística y tercer ministro de Salud en la pandemia: los otros dos renunciaron por conflictos con Bolsonaro, que apostó en el fin del confinamiento y creyó, sin éxito, que la cloroquina iba a evitar la tragedia brasileña de la Covid-19, con más de 53.8.000 muertos y más de 1.188.000 casos, que pueden ser el doble debido a la subnofiticación.

Pazuello informó que los tres proyectos de vacuna en los que trabaja Brasil -país foco del nuevo coronavirus pero también de los laboratorios por ser el más afectado y con tecnología para fabricar remedios en el Estado- son de China, Estados Unidos y el de la vacuna de Oxford.

El de Estados Unidos es el proyecto de la biofarmacéutica estadounidense Moderna y el de China es un acuerdo, sin el gobierno nacional, del estado de Sao Paulo, que tiene el laboratorio público que fabrica más vacunas de América Latina, el Instituto Butantan, con la empresa china Sinovac.

El objetivo es lograr y fabricar en Brasil una vacuna chino-brasileña con el respaldo del Instituto Butantan, que depende del Gobierno paulista, en junio de 2021.

El Gobierno paulista del gobernador Joao Doria, un político de tendencia neoliberal y presidenciable en 2022 que fue aliado de Bolsonaro en 2018 y ahora es opositor, se ha lanzado a la carrera por la vacuna en alianza con la firma privada china, en el marco de sus lazos firmes con Beijing. En 2019 San Pablo abrió una oficina comercial en Shanghai cuyos frutos es la producción de esta posible vacuna.

Mil brasileños serán elegidos para los test en en gigante sudamericano de la Coronavac de Sinovac en Brasil.

Doria y Bolsonaro se convirtieron en rivales en la pandemia, por la negativa del presidente de aceptar las medidas de cuarentena dictaminadas por el estado paulista, el más rico del país y el más poblado, pero también el más afectado por la Covid-19, con más de 12.000 muertes.

Según informó recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen 136 pruebas candidatas a vacunas contra el nuevo coronavirus, pero solo diez están en fase de ensayo clínico, es decir, en humanos.

«Nosotros trabajamos en paralelo en todas las vacunas, dijo el general-ministro Pazuello.

«No queremos perder el tren de participar y tener libertad para fabricar la vacuna, no apenas comprar. En América Latina tenemos esta competencia de fabricación en el laboratorio público Bio-Manguinhos de Río de Janeiro», apuntó.

La ‘biopolítica’, como muchos analistas ya llaman a las disputas políticas en el marco de la pandemia en Brasil, invadió el día a día de los brasileños, a tal punto que varios de los más de 40 pedidos de juicio político contra Bolsonaro presentados en la Cámara de Diputados tiene que ver con el supuesto delito de responsabilidad contra la salud pública. (TELAM)

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