Mancha negra de los cítricos, una enfermedad que preocupa al sector

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Recientemente, SENASA y la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (ACNOA) comunicaron la suspensión voluntaria de la exportación de limones argentinos con destino a la Unión Europea por 15 días desde el 1 de julio. Esto se debe a intercepciones de mancha negra de los cítricos, una enfermedad causada por el hongo Phyllosticta citricarpa, que está ausente en la Unión Europea y es considerada una “plaga cuarentenaria”. Se trata de plagas o enfermedades que no están presentes en un determinado país y, por lo tanto, están legisladas a través de algún organismo de control sanitario para prevenir su ingreso, establecimiento y/o propagación.

La mancha negra, particularmente, es una enfermedad compleja y de difícil diagnóstico. El mismo hongo desencadena diferentes síntomas en los frutos: mancha típica, mancha pecosa, mancha virulenta y falsa melanosis. Para poder diferenciarlos es necesario adquirir cierta destreza y experiencia. También, los síntomas se pueden confundir con el de otras patologías. El limón es la especie cítrica más sensible.

En este sentido, la Ing. Agr. Soledad Carbajo del grupo de investigación en citricultura del INTA Famaillá (Tucumán) explica que a pesar de numerosos esfuerzos, muchas veces no se logran niveles satisfactorios de control y la enfermedad se manifiesta en lotes donde está presente el hongo.

En esas situaciones debemos plantearnos cuáles son las condiciones adecuadas para que se produzca la enfermedad y dónde está alojado el hongo. Responder estas preguntas será fundamental para comprender el sistema cítricos-mancha negra. El conocimiento de la biología de una enfermedad nos permite establecer las medidas más apropiadas para su manejo y control”, indica la especialista.

Además, señala que es fundamental monitorear permanentemente la presencia de este hongo en los lotes, “ya que es más fácil su manejo cuanto más temprano es detectado, evitando también el incremento del inóculo año a año”.

Para conocer la mancha negra, es importante saber que el patógeno desarrolla dos estructuras infectivas: las ascosporas y los conidios. Ambas fuentes de inóculo causan infección y tienen importancia en la epidemiología de la enfermedad. Las ascosporas se desarrollan sobre las hojas caídas (hojarasca) y, cuando se dan las condiciones adecuadas de temperatura y humedad, maduran y son expulsadas hacia las corrientes de aire para ingresar a tejidos susceptibles (frutos desde cuaje hasta 4-5 cm de diámetro, brotes y hojas). Una vez en contacto con el tejido vegetal, ingresa y queda latente (sin síntomas) durante un largo periodo hasta que pueden observarse los daños cerca de la cosecha o luego de la misma.

Las ascosporas son las responsables de la dispersión de la enfermedad a lotes vecinos, ya que por su anatomía son pequeñas, aladas y livianas y pueden ser transportadas por el viento a grandes distancias. Esta etapa es dependiente de las condiciones climáticas, por lo tanto, es muy variable de un año a otro y entre diferentes localidades.

Los conidios, por su parte, se forman en el centro de las lesiones de los síntomas en los frutos y las hojas. También, pueden desarrollarse en la hojarasca y en ramas secas. Esta fuente de inóculo necesita agua para dispersarse y alcanzar los tejidos susceptibles. Están recubiertos de una capa mucilaginosa y son más pesados, por lo que su dispersión es a tejidos más próximos dentro de la planta.

Las ramas también constituyen un reservorio del patógeno, incluso las viejas y secas. El hongo puede permanecer latente en ramas maduras y continuar viable luego de desprendidas por largos períodos de tiempo. “En este sentido, es necesario determinar si dejar los restos de poda influye en un incremento de la enfermedad”, aclara la IngenieraDel mismo modo, las hojas son fuentes de inóculo, donde el hongo puede permanecer latente durante todo el ciclo o bien manifestarse con síntomas de mancha típica. Estas hojas luego caen al suelo y dan lugar a la formación de ascosporas o conidios.

En el caso particular del NOA, los inviernos y primaveras secas acentúan la caída de hojas, especialmente en plantaciones viejas o debilitadas, donde luego se desarrollan las fuentes de inóculo. Las condiciones propicias para la liberación de las ascosporas ocurren principalmente desde octubre a enero, coincidiendo con el periodo de cuaje, desarrollo y crecimiento de los frutos.

La Dra. Blanca Isabel Canteros del INTA Bella Vista (Corrientes) resume los aspectos epidemiológicos claves de la mancha negra:

1) Largo periodo de caída de hojas y liberación de ascosporas.

2) Fuente de inóculo y tejido susceptible permanente.

3) Latencia de la enfermedad y dificultad en el diagnóstico.

En base a esto, junto a la Ing. Carbajo Romero brindan una serie de recomendaciones de manejo de la enfermedad:

o Eliminar hojarasca o acelerar su descomposición.

o Realizar podas sanitarias.

o Evitar el traslado de ramas o cualquier material cítrico de un lugar a otro.

o Eliminar frutos que hayan quedado sin cosechar.

o Aplicar productos químicos protegiendo los tejidos susceptibles.

o Monitorear la presencia de la enfermedad en el lote.

o Mantener la plantación con un adecuado plan de nutrición y riego.

“Es importante recordar que, una vez establecida la enfermedad en una quinta, la erradicación del hongo se considera imposible”, aseguran las especialistas.

Por último, plantean que tanto para el sector productivo como para los diferentes organismos de investigación “constituye un desafío integrar estas prácticas y desarrollar nuevas estrategias de control, a fin de mantener la enfermedad en niveles bajos y evitar su dispersión hacia lotes donde está ausente, garantizando los programas de exportación a mercados con restricciones sanitarias a esta enfermedad”. (INTA)

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