Monzó sigue definiendo el futuro del PRO en Diputados

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El presidente de la Cámara motoriza una rebelión de al menos una decena de diputados. El nuevo jefe de bloque empezó a reunirlos. El riesgo de una ruptura en marzo y el rol de Massa.

Cristian Ritondo almorzaba este mediodía con diputados del PRO pero un llamado lo obligó a interrumpir la charla. «Cristian, yo te voy a apoyar para que no se te vaya nadie», le garantizó Mauricio Macri, del otro lado de la línea.

A las pocas horas pusieron manos a la obra. En la Casa Rosada, el presidente recibió al mendocino Omar de Marchi, uno de los ofendidos con el rápido nombramiento del ministro de Seguridad como jefe del PRO y tentado por Emilio Monzó para hacer una bloque propio, sin sacar los pies de Cambiemos.

«No está bueno enterarse por los diarios sobre quién podría presidir el bloque de Diputados de Juntos por el Cambio. Menos me gusta aún que me amenacen que si no soy obediente deberé estar fuera del bloque», había posteado el ex intendente de Luján de Cuyo.

No le había gustado la frase de Ritondo sobre que «o se está dentro del bloque o se está afuera. No hay posibilidad de estar en el medio», una respuesta a la rebelión de Monzó inmediata a su confirmación como líder del PRO. Traducido: si arman un bloque propio no serán recibidos en Juntos por el Cambio y por lo tanto, la decisión sería interpretada como una ruptura funcional al kirchnerismo.  

«No nos pueden imponer un liderazgo de esa manera. Lo único que hicieron fue ganarse la bronca del PRO del interior, que ya tuvo que soportar una mesa de decisiones porteña», explicó a LPO uno de los diputados que asumirá en diciembre, se referencia en Monzó y no sabe a quien reportará en el recinto. Los 40 puntos de Macri en octubre desecharon la idea de olvidar su liderazgo y mezclarse con peronistas sueltos en un bloque que pudiera ayudar a Alberto en los primeros meses.

Según supo LPO, Monzó le hizo saber a varios de sus aún compañeros de Cambiemos en el Congreso que en febrero o marzo sus herederos definirán si rompen o no, cuando se sepa que tan bien le fue al nuevo Gobierno en su luna de miel.

Por si acaso, Ritondo, Macri y Carmen Polledo, la diputada que iba a presidir el PRO si Juntos por el Cambio seguía en el Gobierno, iniciaron un operativo de contención. Polledo fue la que envió la foto del ministro para confirmarlo como jefe de bloque en el chat interno del bloque y le dio puntapié inicial a la rebeldía, que ahora intenta detener. 

La oferta a los revoltosos es simple: quedarse en el único espacio opositor con volumen que tendrá en Congreso, practicar una oposición «responsable» y no perder el rumbo en martingalas personales que puedan salir mal.

Este mediodía, cuando llamó Macri, en la mesa de Ritondo estaba la entrerriana Alicia Fregonese, mencionada entre los monzoístas entre las que podría partir. El martes pasó por su despacho del Banco Provincia Alberto Assef, aquel legendario presidente del partido Unir que Miguel Pichetto coló en la lista de la provincia de Buenos Aires para complicar la candidatura presidencial de José Luis Espert.

En su furor de esos días, Pichetto también sumó a muchos peronistas que ahora están enojados y Macri, con boleto de salida de la Casa Rosada, tiene que confirmarlos en el PRO. Son los casos del sanjuanino Marcelo Orrego (cercano al senador Roberto Basualdo), el riojano Felipe Álvarez y el tucumano Domingo Amaya, que podría ser seguido por su coterránea Beatriz Ávila.

La tropa 2020 que anota Monzó en la Cámara baja se completaría con Sebastián García de Luca, secretario de Interior de la Nación; el cordobés Gabriel Frizza, cercano al ex jefe de bloque Nicolás Massot; Federico Frigerio, primo del ministro, y los bonaerenses Silvia Lospennato y Juan Aicega, que trabajaron a la par del presidente de la Cámara estos años. Con los resultados de agosto, algunos confiaban en los santafesinos Luciano Laspina y Federico Angelini. Ya no.

Si no se va nadie, Ritondo y Polledo cuentan con un techo de 56 votos, pero si pierden a los elegidos de Emilio podrían quedarse con menos votos que los radicales y pelear los cargos de la Cámara desde atrás, por al menos dos años. Por eso la tregua hasta marzo es un triunfo parcial.  

Está en juego la jefatura del interbloque, que en la UCR no están tan interesados en pelear porque sólo te permite cerrar los debates y viene una temporada con más derrotas que triunfos. El ministro de Seguridad bonaerense agarra sin chistar y para empezar a negociarla en su despacho estuvo Maximilano Ferraro, jefe de la Coalición Cívica ungido por Elisa Carrió, quien renunció a su banca pero seguirá hablando desde afuera.

Monzó fue otro de los que se sentó frente a Ritondo y la reunión no terminó con abrazos y besos. Su bronca no es con él sino con Macri y María Eugenia Vidal por dejarlo afuera del armado electoral y, encima, perder en la Nación y la Provincia. Por si fuera poco, tuvo una negociación fallida con Alberto, Sergio Massa y sus propios compañeros para ser designado defensor del pueblo, pero no le cumplió nadie.

En el Congreso daban por hecho que Massa arribaría esta semana para reunirse con Monzó y, en otro momento, con Agustín Rossi, el jefe  del kirchnerismo, a quien todavía no vio. Los resultados de octubre, peor los esperados, lo obligan a negociar con Juntos por el Cambio para sesionar sin riesgo. Una escisión de los ahora oficialistas le aclararía un panorama que no está tan fácil como esperaba. 

Al teléfono de Macri, Ritondo seguirá su ronda de reuniones y hasta le dio un lugar en su agenda a Graciela Camaño, dueña de 7 diputados que llegaron o se referenciaron con Roberto Lavagna y, lo más imporante, con ganas de unir la oposición y controlar el recinto. Necesita que no rompa Monzó. 

Fuente: La Política Online


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