• por Néstor Luna

El gobernador Osvaldo Jaldo regresó y no es el mismo.

Sus vacaciones lo devolvieron diferente. Primero puso en jaque a su gabinete con mensajes de cambios, luego archivó el proyecto de reforma y en las últimas horas decidió desempolvar el «peronómetro» y correr por «derecha» a quienes osen acercarse al otrora candidato a presidente del Frente de Todos.

En una analogía (como mínimo curiosa) sentenció que “hay un solo plato en el PJ”, mientras ponía en funciones a la Junta Departamental Capital, aplaudido por militancia en su mayoría bandeña y sin el presidente provincial y vicepresidente nacional Juan Manzur. Casi un paso de comedia grotesco y sobreactuado. Plagado de fervor peronista y voz entrecortada, arengó en la sede partidaria con la ausencia de gran parte de la dirigencia capitalina que ocupa escaños parlamentarios en la Legislatura y en el Concejo Deliberante.

Quienes suelen frecuentarlo semanalmente, aseguran que esta cambiado. Que prefiere la soledad de su despacho para «pensar». Que se muestra intolerante y hasta enojado permanentemente.

Sus ministros optan por la inacción ante el reproche por acciones que no le convenzan. Auscultan a periodistas palaciegos sobre la opinión del tranqueño, ante la falta de cercanía y dialogo con el mandamás. Susurran justificándose sobre cualquier consulta y no tienen pruritos para excusarse ante preguntas estructurales. Todo lo decide y comunica O.J. sin excepción. «Jaldo gobierna solo», sintetizan casi resignados a 10 meses de la asunción, mientras en varias oportunidades se enteran de las decisiones, pensamientos y hasta agenda por el diario tucumano.

La cronología de la secretaría de anuncios no cesa. Las mañanas son casi improductivas para muchos ministros y funcionarios de alto rango ante la demanda de ser parte (muchas veces en calidad de decorado) de las actividades en Casa de Gobierno o en algún punto de la provincia. No importa área, ni incumbencia, ni mucho menos espertiz sobre el tema a anunciar. Suelen estar todos, cual séquito de cortesanos sin voz y muchos de ellos sin «votos».

Los tiempos del dialoguismo con la Nación, incluido la constante valoración positiva al accionar de Milei, parece no dar los frutos esperados. Los recursos no llegan y hasta las promesas se diluyen. Las paritarias de los últimos días con los empleados públicos, dejaron un decálogo de buenas intenciones de ambos lados, pero de montos poco y nada trascendió. El ministro de Economía y Producción Daniel Abad, aseguró a quien escribe, en una entrevista en «Cuentos Chinos», que la planilla salarial al asumir rondaba los 60 mil millones de pesos y en agosto sumaba 100 mil millones. Con este nuevo incremento salarial estaría muy cerca de duplicarse la cifra original, en menos de un año de gestión.

Desde el gobierno, con foto de archivo, anunciaron la llegada el viernes de esta semana del virtual ministro del Interior. El tucumano Lisandro Catalán vicejefe de gabinete a cargo del desaparecido Ministerio del Interior, llega a su provincia y tiene previsto reuniones oficiales y sociales con viejos amigos, compañeros de estudios y algunos dirigentes libertarios.

El gobernador siempre apostó a su pragmatismo exarcebado en el manejo del poder: complaciente con los de arriba, pero a la vez inflexible con los de abajo. Sabe que de construir buenos vínculos con Milei y sus funcionarios depende en gran parte su destino y también es consciente que el senador Juan Manzur no se caracteriza por la inacción en su estadía nacional.

Tal vez esa construcción tan comarcana, que le ocupó gran parte de su carrera política, sea su talón de Aquiles. Hoy carece de un “operador” a nivel nacional y es un casillero sin cubrir que por estos dias el ex ministro y ex jefe de gabinete nacional transita a diario.

Los movimientos comarcanos parecen multiplicarse: paritarias, interna del PJ, transporte, consorcio metropolitano, son algunos temas que esperan soluciones. La relación con la Nación también ocupa centralidad. Jaldo construyó el “Osvaldismo” sumando dirigentes de diferentes extracciones políticas. A muchos de ellos los tentó con “sacar los pies del plato” de sus agrupaciones políticas en pos de la pluralidad y la gobernabilidad.

El pragmatismo de la génesis del mandato va maquillándose de acomodaticio. El que temió por su expulsión del partido a nivel nacional como consecuencia de su postura dialoguista con Milei, exige a los peronistas tucumanos no tener cercanía con Sergio Massa.

Para el gobernador de Tucumán garantizar la gobernabilidad lo exime de toda culpa…

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